por Mónica Gómez
A mi hijo Pablo Alfonso,
irreductible y amoroso
juguetón y solitario
tramposo y puro
Dicen que Pablo ha muerto
y lo dicen porque su cuerpo ha quedado inmóvil
su corazón ha dejado de latir
su piel ha tomado el color verde-azulado de la muerte
y su voz no responde a las llamadas
Pero la verdad
que únicamente la sabemos quienes lo amamos
es que Pablo no ha muerto
ha renacido a la auténtica vida
y en su paso a la inmortalidad
ha dejado únicamente su cuerpo
Purificado y en esencia
ha partido libremente a la montaña del sueño
cordillera azul cubierta de diamantes
pedazos de arco iris
dónde cual anfitrión sagrado
nos espera
para darnos la bienvenida al suicidio
al suicidio de la muerte
Fragmento de la elegía “Pablo El Mago” escrita a la muerte de mi hijo Pablo Alfonso.
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