por Ricardo Nanjari

Los mejores poemas nacen y mueren en mi mente, no alcanzo a capturarlos y los olvido.
Son efímeros como una puesta de sol y como un meteorito fugaz desaparecen.
Sé que son buenos pues permanecen sus aromas con sensación de paz y huella indeleble.
Aún olvidados vuelven como fantasmas golpeando puertas desconocidas y hurgando lugares secretos.
Buscan las palabras que no existen se instalan cerca de mi corazón bajan y me provocan esperan y se van para siempre.
Referencia
Imagen de andreas160578 en Pixabay
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