de Yasmín Navarrete
Te vi como esa luz que jamás acaba.
En el claroscuro de mi propia alma.
Maestro del sentir, aquel sentimiento del tiempo en otros trazos. Era eso que jamás pasó
Era eso que siempre quisimos.
Mi corazón en el camino hacia la luz de tus ojos, cual niño interior que se desarma,
vuelve a la vida.
Sanar las heridas.
Fuimos el ángel de otra realidad que aterriza en la gravedad de eso que nunca quisimos.
Los tiempos separan nuestros caminos, las heridas de otros versos ya no duelen. La vida es sólo leve.
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